Humildad
2016
Mensaje
y Saluda del Párroco de El Toboso, Rvdo. D. Juan Miguel Romeralo Santiago, con
motivo de las Fiestas Patronales del Santísimo Cristo de la Humildad en el
contexto del Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia.
EL
TOBOSO / 10 MAY ■ InfoParroquia.- Con la cita bíblica de un salmo, «Espero
compasión, y no la hay; nadie me consuela» (Ps 69, 21b), el Párroco de la
Parroquia San Antonio Abada de El Toboso (Toledo) inicia su mensaje y saluda
que, como cada año, dirige a todos los fieles y devotos del Cristo de la
Humildad que estos días se acercarán hasta su Sagrada Imagen en estas fiestas
de la Pascua de Mayo 2016.
Saluda del Párroco
“Espero
compasión, y no la hay; nadie me consuela” Ps. 69, 21b
No
es fácil encontrar en los Santos Evangelios pasajes en los que encontremos al
Señor quejándose o lamentándose por el modo de tratarle. Es verdad que en
alguna ocasión se le escapa algún lamento que más parece un suspiro de tristeza
que rebosa del corazón que una queja propiamente dicha; como en aquel atardecer
volviendo su mirada sobre la Jerusalén deicida (Mt 23,37 y Lc 13, 34) o tras la
curación de los diez leprosos en las puertas de aquella aldea que el
evangelista por caridad omite identificar (Lc 17, 17).
Donde es tarea inútil
buscar un lamento en sentido estricto es en los relatos de su pasión y muerte.
No son momentos de que alce la voz la queja sino el amor del Corazón. El amor,
cuando es verdadero y no una simple caricatura de este, sofoca cualquier conato
de queja que pueda dar la sensación de que el resentimiento es el motor del
actuar. En el corazón del que realmente ama no se encuentra otra fuerza motriz
que la Caridad que define la esencia de Dios.
En este Año Santo de
la Misericordia que iniciaba el Santo Padre en la pasada fiesta de la
Inmaculada Concepción de María se nos invita a mirar las necesidades de los
demás desde esa mirada del corazón y a poner aceite y vino en esas miserias a
ejemplo del Samaritano bueno de la parábola (Lc 10, 25-37). Esa doble vertiente
de la práctica de las obras de misericordia (corporales y espirituales) es
diáfana para nuestra alma. Lo que quizás no sea tan nítido es que el prójimo
más cercano, más notable, más indigente tiene unas constantes heridas en su cuerpo
que no terminan de cicatrizar y a las que apenas prestamos ni atención ni
consuelo.
Jesús de Nazaret al
que en El Toboso llamáis ampulosamente Cristo de la Humildad en más de una
ocasión tiene que volver su oración al Padre utilizando el salmo 69: “estoy agotado de gritar...más que los pelos
de mi cabeza son los que me odian sin motivo...soy un extranjero en mi
pueblo...me consumo por defender tu templo...espero compasión (de los míos) y no la encuentro...”.
Estos días de la
Pascua de Mayo quizás sean una buena ocasión para ejercitar la misericordia
precisamente con el “Divino Necesitado”, con el que abre su Corazón y reparte
los tesoros que en Él se encuentran a manos llenas.
Rvd.
D. Juan Miguel Romeralo Santiago
Cura Párroco
FOTO:
©
tuvidaenfoto, 2016
001.- Imagen
extraída del spot tv «Cristo de la Humildad 2016 El Toboso»