martes, 10 de mayo de 2016

Pascua de Mayo 2016

Humildad 2016

Mensaje y Saluda del Párroco de El Toboso, Rvdo. D. Juan Miguel Romeralo Santiago, con motivo de las Fiestas Patronales del Santísimo Cristo de la Humildad en el contexto del Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia.


EL TOBOSO / 10 MAY ■ InfoParroquia.- Con la cita bíblica de un salmo, «Espero compasión, y no la hay; nadie me consuela» (Ps 69, 21b), el Párroco de la Parroquia San Antonio Abada de El Toboso (Toledo) inicia su mensaje y saluda que, como cada año, dirige a todos los fieles y devotos del Cristo de la Humildad que estos días se acercarán hasta su Sagrada Imagen en estas fiestas de la Pascua de Mayo 2016.

Saluda del Párroco

“Espero compasión, y no la hay; nadie me consuela” Ps. 69, 21b
           
No es fácil encontrar en los Santos Evangelios pasajes en los que encontremos al Señor quejándose o lamentándose por el modo de tratarle. Es verdad que en alguna ocasión se le escapa algún lamento que más parece un suspiro de tristeza que rebosa del corazón que una queja propiamente dicha; como en aquel atardecer volviendo su mirada sobre la Jerusalén deicida (Mt 23,37 y Lc 13, 34) o tras la curación de los diez leprosos en las puertas de aquella aldea que el evangelista por caridad omite identificar (Lc 17, 17). 

Donde es tarea inútil buscar un lamento en sentido estricto es en los relatos de su pasión y muerte. No son momentos de que alce la voz la queja sino el amor del Corazón. El amor, cuando es verdadero y no una simple caricatura de este, sofoca cualquier conato de queja que pueda dar la sensación de que el resentimiento es el motor del actuar. En el corazón del que realmente ama no se encuentra otra fuerza motriz que la Caridad que define la esencia de Dios.

En este Año Santo de la Misericordia que iniciaba el Santo Padre en la pasada fiesta de la Inmaculada Concepción de María se nos invita a mirar las necesidades de los demás desde esa mirada del corazón y a poner aceite y vino en esas miserias a ejemplo del Samaritano bueno de la parábola (Lc 10, 25-37). Esa doble vertiente de la práctica de las obras de misericordia (corporales y espirituales) es diáfana para nuestra alma. Lo que quizás no sea tan nítido es que el prójimo más cercano, más notable, más indigente tiene unas constantes heridas en su cuerpo que no terminan de cicatrizar y a las que apenas prestamos ni atención ni consuelo.

Jesús de Nazaret al que en El Toboso llamáis ampulosamente Cristo de la Humildad en más de una ocasión tiene que volver su oración al Padre utilizando el salmo 69: “estoy agotado de gritar...más que los pelos de mi cabeza son los que me odian sin motivo...soy un extranjero en mi pueblo...me consumo por defender tu templo...espero compasión (de los míos) y no la encuentro...”.

Estos días de la Pascua de Mayo quizás sean una buena ocasión para ejercitar la misericordia precisamente con el “Divino Necesitado”, con el que abre su Corazón y reparte los tesoros que en Él se encuentran a manos llenas.

Rvd. D. Juan Miguel Romeralo Santiago
Cura Párroco

FOTO:

© tuvidaenfoto, 2016

001.- Imagen extraída del spot tv «Cristo de la Humildad 2016 El Toboso»