Jorge Mario Bergoglio, el nuevo Papa jesuita vestido únicamente de blanco y con una cruz de bronce al pecho, pide a los fieles que sean ellos los que bendigan al nuevo Obispo de Roma.
EL TOBOSO / 13 MAR ■ InfoParroquia.- En pleno corazón de La Mancha, las campanas de la torre de la Iglesia Parroquial de
El Toboso anunciaron el "habemus Papam". En el Vaticano, el nuevo Papa, vestido de
blanco, sin atributos. Un papa jesuita. ¡Un auténtico sorpresón!. Mons.
Jorge Mario Bergoglio, ya para siempre Francisco I, es el nuevo Papa. El
cardenal de Buenos Aires, principal "rival" de Benedicto XVI en el
anterior Cónclave, fue el elegido. Y comenzó su pontificado no bendiciendo al
mundo, sino pidiendo al mundo "que pida la bendición para su obispo".
Un gesto histórico, inédito. Una
revolución. "Buenas tardes, ¿cómo están?", arrancó el nuevo Papa. Y
dejó de llover en Roma. "Mis hermanos cardenales han venido a buscar un
obispo de Roma casi al final del mundo. Agradezco la confianza y el amor de
la comunidad de Roma a su obispo. Gracias".
"En primer lugar -apuntó
Francisco I- os pido una oración para el papa emérito Benedicto XVI, que
el Señor lo bendiga y la virgen le proteja". Un rotundo aplauso recorrió
toda la plaza. Lágrimas de emoción, de sorpresa, de agradecimiento. Un Papa con
la imagen de Juan XXIII, con una cruz de bronce en el pecho.
"Comenzamos este camino,
obispos y pueblo, un camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la
caridad a toda la Iglesia. Recemos siempre los unos por los otros. Por todo
el mundo. Porque sea una gran hermandad. Que este camino de Iglesia que hoy
comenzamos y en el que me ayudará mi cardenal vicario, aquí presente, sea
fructuoso para la evangelización".
"Os pido un favor. En lugar
de que el obispo bendiga al pueblo, quiero que la plegaria del pueblo pida la
bendición para su obispo", y el pueblo rompió a llorar y a aplaudir.
Tras el rezo y la bendición,
Bergoglio, ya para siempre Francisco I volvió a pedir a los fieles "rezad
por mí y nos vemos pronto. Mañana iré a rezar a la Virgen para que custodie a
toda Roma. Buenas noches y buen reposo".
Pero la gente no se quería ir. Y no
se irán en un buen rato. Y ya no llueve en Roma.
FUENTE:
© RD / J.B., enviado especial al Vaticano