Cervantes y Sor Ángela María de la Concepción,
algunos siglos después...
El pasado martes, 1 de marzo, se cumplieron 367 años
del nacimiento de la religiosa conocida como «la Dulcinea de Dios» por haber
fundado el Monasterio de Trinitarias Recoletas de El Toboso (Toledo), el pueblo
de la Dulcinea de Cervantes, autor del que estamos celebrando el IV Centenario de su muerte.
EL
TOBOSO / 4 MAR ■ InfoParroquia / elnortedecastilla.es.- «Yo nací en la
Villa de Cantalapiedra, obispado de Salamanca, el día del Ángel de la Guarda,
uno de marzo de 1649». Así lo escribió de su puño y letra Ángela Tabares
Martínez, más conocida como la Venerable Madre Sor Ángela María de la
Concepción y que se ha ganado el calificativo de Dulcinea de Dios. Pues entre
otros muchos logros fue la fundadora del convento de Trinitarias que hay en la
patria de la amada de Don Quijote de la Mancha.
Esta religiosa natural de Cantalapiedra
(Salamanca) atesora otras múltiples virtudes que son orgullo de las nueve
monjas de clausura que aun hoy viven en aquella casa que ella misma fundó
gracias a donativos de personas que como ella eran de Cantalapiedra, conocían
su valía y quisieron apoyar su causa. Fueron el entonces Vicario de la Villa de
Cantalapiedra, Cipriano García, que aportó 12.000 ducados; y su hermano, Alonso
Tabarés, que donó otros 3.000 ducados.
Esta monja de Cantalapiedra además de
fundadora, fue reformadora de las religiosas trinitarias, con ayuda de su
director espiritual y apoyada por los superiores de la Orden Trinitaria. Redactó
las Constituciones de la Recolección que aprobó el Papa Inocencio XI el 21 de
febrero de 1685. Con este nuevo rumbo que emprendería en El Toboso, en 1680 y
pasado el tiempo, la reforma se implantó en las comunidades Trinitarias de
Suesa, Laredo y Suances, en Cantabria; Noya, en Galicia; Quintanar de la Orden,
en Toledo; y Madagascar (África) además del reformado convento de Alcalá la
Real, en Jaén. Con esta reforma se buscaba «una vida de mayor perfección», en
palabras de la actual madre de la comunidad de Trinitarias de El Toboso, Sor María García.
La Recolección tiene como objetivo el
«retorno a un espíritu ya dado, carisma de paternidad espiritual para regenerar
y reponer el espíritu fundacional», según explica Manuel Sendín en su obra ‘La
posada del Esposo’. Se trata de una recuperación de los valores que en sus
orígenes implantó San Juan de Mata, fundador de la Orden Trinitaria.
La Venerable también fue una gran figura
mística reconocida como escritora por su gran destreza y por ser mujer. Fue muy
citada por Arintero en sus ‘Cuestiones Místicas’ y muy estudiada por su
carácter «emprendedor y audaz», además de ser una persona totalmente «emotiva y
sensible». Todo esto se deja ver en sus reconocidos escritos, que aún hoy son
inspiración sobre todo de personas que buscan en la fe su sentido de vida.
‘Riego espiritual para nuevas plantas’ es su obra más conocida.
El Toboso, villa literaria y espiritual
La localidad toledana de El Toboso se
convierte en una villa literaria y espiritual gracias a la presencia de estas
dos figuras. Por un lado, Cervantes halló en este emplazamiento quijotesco la
morada de Dulcinea, la musa amada y soñada por el ingenioso hidalgo Don Quijote de
la Mancha. Ahora bien, aunque el ilustre escritor madrileño anduvo por la villa
del El Toboso, nunca habría coincidido con la Dulcinea de Dios, pues el
escritor falleció en 1616, hace ahora cuatrocientos años y la Venerable nació
33 años después.
Pero por el otro lado, sí fue muy probable
que ella viera la sepultura de Cervantes a su paso por el Convento de las
Trinitarias Descalzas de Madrid, en su travesía desde Medina del Campo a El
Toboso, cuando se dirigía a fundar el actual Monasterio. Incluso permaneció
varios días en este convento trinitario de la madrileña calle Lope de Vega.
Es decir, que sólo El Toboso une al autor literario
y a la mística reformadora, ambos dos artífices en el uso de la pluma y del
ingenio. Pues, si uno condujo a base de letras a sus dos personajes hasta la
gran ciudad de El Toboso por lo que toda la literatura universal se goza de
esta epopeya, la otra, más inspirada por Dios y en la búsqueda de su alabanza,
creó desde este pueblo manchego una doctrina espiritual que aún hoy es ejemplo
para sus hijas, las religiosas trinitarias de clausura, y para cuantas almas
inquietas buscan hallar la voluntad de Dios en todo.
FOTO:
©
Jorge Holguera Illera, 2016
001.-
Celda en la que falleció Sor Ángela María (19.04.1690) y dos monjas de ahora.