jueves, 17 de marzo de 2016

Semana Santa 2016

El «Vía + Crucis» de El Toboso

Textos e imágenes para leer, reflexionar y contemplar de forma orante las catorce estaciones de este ejercicio piadoso y devocional centrado en los misterios dolorosos de Cristo.


EL TOBOSO / 17 MAR ■ InfoParroquia.- La monja mística, reformadora y fundadora del Convento de las Trinitarias Contemplativas, Sor Ángela María de la Concepción, aconsejaba a las almas consagradas que le habían sido confiadas en el nuevo convento de El Toboso, allá por el año 1680, que «en caso de hallar distracción en la oración mental, usasen de la lectura de los Santos Evangelios aunque con mayor provecho la de los relatos de la Pasión de Nuestro Señor que a nadie deja indiferente por ver y contemplar en ellos la gran misericordia que el Señor ha tenido con cada una de nosotras». En este sentido, el ejercicio o rezo del Vía Crucis puede ayudarnos a concentrar la oración y meditación de estos días finales de cuaresma para «no andar dispersos en las cosas de Dios».

Encaminados a celebrar la Semana Santa y para ayudar a los lectores y seguidores del blog de noticias de la Parroquia San Antonio Abad, InfoParroquia EL TOBOSO les ofrece un itinerario orante de camino de cruz. Cada día estamos invitados a tomar nuestra cruz y caminar siguiendo a Cristo, manso y humilde corazón. No elegimos la cruz. Ya nos viene dada, seamos creyentes o no. Cada uno la suya. A nadie se le escapa. La cruz sabe encontrarnos en cualquier lugar. Nos toca a todos, si somos sinceros y valientes. Las imágenes que acompañan a estos textos quieren ayudarnos a caminar estas catorce estaciones toboseñas donde se revela la cara de la cruz, la cara sonriente del Dios crucificado.

Antes del Camino

En este año de la misericordia al que el Papa Francisco nos invita a recordar que somos “simple pecadores perdonados” tenemos el compromiso en esta recta final de la Cuaresma de mirar nuestros pecados y entregarnos al corazón misericordioso de Dios.

Como sabrás, el poder de Dios se muestra más en su misericordia que en su poder creador, pero, además, tú puedes ser partícipe de este poder en cada obra de misericordia que realices “en y junto a tu hermano”.

Ser misericordiosos, es nuestra tarea, por ello te invito a que hagamos una obra de misericordia espiritual, que ofrezcamos este Vía Crucis por alguien que lo necesite; ofrécelo por una persona enferma, o que ya falleció, o si quieres sumar más… por una persona que te cuesta aceptar o amar. ¿Te animas?

Juntos veamos en cada estación el amor que Dios nos tiene y recordemos que Jesús cayó más de una vez… pero se levantó, nunca tiró la cruz. Vemos el ejemplo que te quiere dar, entre otras cosas:

1.      que cuando caigas, te levantes.
2.      Nunca tirar la cruz hasta el destino final.
3.      Siempre hay un Simeón que te ayuda a llevar la cruz.


Con estas ideas, iniciemos el camino de la misericordia, que terminará en la Resurrección, a empezar…

Oración preparatoria

Por la señal…

Acto de Contrición

Lástima, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Compasión por el infierno que merecí y por el cielo que perdí, pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido; y propongo firmemente no pecar más y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén.



Oración

Señor mío y Dios mío, hoy vengo a caminar con mi corazón y con mi mente la vía de la cruz, el camino que me invitas a recorrer para salvar mi alma y mi historia personal. Junto a estas estaciones vengo a ofrecerte mi vida, mis caídas, mis golpes y mis dolores para que tú lo redimas con tu preciosísima sangre.
María, Madre mía, cúbreme con tu manto para no pecar y ayúdame a que con mi vida siempre a Dios pueda glorificar. Amén.

***
Primera estación: Condenan a muerte a Jesús

Toda Semana Santa tiene un comienzo; un hombre que sale a fuera, a plena luz.

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Mt. 27, 22ss. La lucha política y religiosa termina con la condena de un inocente. Cuando luchas por tus propios intereses sin mirar al hermano puedes terminar condenando a un inocente. La multitud está agitada, la multitud condena, esos mismos que días atrás cantaban “Hosanna” hoy gritan “crucifícalo” ¿Será porque Jesús no les cumplió los caprichitos? ¿Será que Dios es todo para ti en tus momentos buenos, pero cuando las cosas no te salen como quieres, eres el primero en condenarlo y sacarlo de tu vida?

En este año de la misericordia no condenes a nadie, no provoques torturas a personas inocentes que te rodean, no condenes sin saber. Aprende que eres un pecador perdonado y no te laves las manos.

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Segunda estación: Jesús carga con la cruz

La viga de la cruz que ciega es el vínculo que une.

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Mt. 16, 24. La cruz hay que cargarla, no arrastrarla. Aprende a valerte de la cruz para fortalecerte y no quejarte de la cruz que lleva a debilitarte.

Estamos en año de la misericordia todo esto nos lleva a ver la cruz de nuestra historia, la cruz que nos llevó a crecer como comunidad eclesial, momentos difíciles vividos que nos llevaron a crecer como pueblo. Así como la Iglesia creció fuertemente en aquellos lugares donde hubo tantos mártires, la cruz nos lleva a madurar y a crecer.

Seguramente ya tienes bien identificada tu cruz, sabes qué cruz llevas y la sientes, como yo, pero recuerda que no estás sólo, la llevamos juntos, porque en la Iglesia nadie está sólo, recemos el uno por el otro y no te olvides que, sin cruz, no hay gloria; sin vivir una cruz, no tienes misericordia…

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Tercera estación: Jesús cae por primera vez

Tomad, señora, esa mano o, por mejor decir, ese verdugo de los malhechores del mundo.

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Mt. 11, 30ss. Jesús también se cansa, la cruz es pesada, necesita ayuda… Es momento en que tú también aprendas de su caída, porque tú también te caes, también tienes muchas veces ganas de dejar todo y escaparte a algún lugar donde nadie te conozca, pero Jesús es valiente y te llama a ser valiente, te llama a que te levantes y sigas.

Jesucristo, Señor de la historia, ¡te necesitamos! Porque también nos caemos. Si caíste levántate, levántate porque hay todavía mucho camino, y como sea tenemos que llegar. ¡Hasta el cielo no paramos!

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Cuarta estación: Jesús encuentra a María

Ven, paloma. Ven, abrázanos. Ven, abrásanos.
Muchos corazones conocerán la misma espada.

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Lc. 2, 32. Después de la caída se encuentra con su Madre, no sé si pudo Ella abrazarlo, pero de lo que estoy casi seguro es que se dijeron todo con la mirada, porque cuando alguien ama logra con la mirada decirle todo. En María vemos el mejor consuelo de Jesús, sólo su amor y frescura de Madre le dan ánimo a seguir.

Cuantas veces tu Madre te habrá acariciado y besado cuando estabas enfermo, esa misma Madre es María, que cuando caes en pecado Ella está… María sabe que también tienes miserias, pero Ella como Madre misericordiosa no te pedirá cuentas ni explicaciones de nada, sólo consuelo y ayuda para cambiar.

Si quieres que tu corazón sea misericordioso cómo el de María, no busques explicaciones del otro sino ayúdalo y busca el cambio del otro. Ese otro es tu hermano…

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Quinta estación: Simón ayuda a llevar la cruz

Se miran a los ojos. Se entrecruzan las miradas. 
Se entrecruzan los brazos de la cruz del alba del viernes santo.

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Lc. 19. 9-13. Te sugiero que no le pidas a Jesús que te quite la cruz, sino que te ponga más Simones para poder llevarla. Hoy seguramente que tienes algún Simón que te está ayudando a cargar tu cruz y que también tienes que ser un Simón para tu hermano.

Parece que Simón no tenía buena suerte, pues si pasaba media hora antes por allí no le iba a tocar todo esto. Pero se encontró con Cristo y la cruz y obligadamente la tuvo que llevar, pero parece que después le cambió la vida para siempre según lo que sabemos por el libro de los hechos y por la tradición cristiana.

Posiblemente hoy te hayas chocado con la cruz. En principio parece que llevas la cruz de manera obligada, pero el Señor te mostrará el verdadero sentido: ayuda a Jesús a llevar la cruz para que Él, Cristo, te ayude a resucitar a la Vida.

Hoy hay necesidad de Simones en las calles, necesitamos “cristianos simoneros” y callejeros, que den respuesta a esta sociedad que se siente caída, que de ánimo a tantas familias en crisis y caídas. Sacerdotes, religiosas, catequistas, voluntarios de Cáritas, visitadores de enfermos y presos, limpiadoras de templos, cualquier persona…  Tú y yo tenemos que caminar al lado de tantos que se sienten sin gansas de seguir y mostrarles que caminar con alguien que va al lado se hace más rápido y corto el camino. Ayudemos a caminar.

Sé un Simón misericordioso, sabiéndote que tú también necesitas que te ayuden, siéntete en estos como el más miserable, y que no puedes siempre con todo. Hay un Hermano que necesita de un acto de misericordia, Sé misericordioso como el Padre…

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Sexta estación: una piadosa mujer limpia el rostro de Jesús

Mujer valiente. Diaconisa desconocida. 
Buena samaritana que deja sus entrañas moverse por el necesitado.

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Is. 53, 2-3. ¡Cuantos rostros hoy están golpeados! Necesitan de una Iglesia que limpie los rostros de Jesús. Toma la toalla de la misericordia y acércate a tu hermano y límpiale el rostro, seca esas heridas que tiene en su vida. Muéstrale el perdón, que se sienta perdonado, es la mejor limpieza que puedes dar; el rencor hiere, mata, golpea fuerte, el rencor es una toalla de lija que raspa y duele en el otro y también te lastima a ti; tú no dejes de usar la toalla de la misericordia, es la única que limpia y alivia.

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Séptima estación: Jesús cae por segunda vez

Cuando se dice que Jesucristo ha cargado con nuestros pecados así, 
¿qué tiene que ver con la humillación y la opresión de tantas personas hoy?

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Lc. 23, 25-31. Las flaquezas que uno tiene no lo lleva a caer una vez, lo lleva a caer varias veces, fíjate en tu pecado dominante, fíjate en aquello que caes repetidamente y no te permite estar en paz; pero desde allí también tienes que mirar ese camino de humildad y recordar que siempre hay caídas en la vida. No te creas el superado, el que no tiene necesidades. Las caídas son de cansancio, las caídas son por esa falta de fuerza, por ver lejos el destino y sentir los limites. Seguramente que te pasa muchas veces esto, el sentirte lejos de tus objetivos, donde lo único que logras es llorar, lloras porque no puedes, porque sientes que todo está perdido o porque no logras ese sueño que tuviste toda tu vida. No señales con el dedo a nadie, tú eres el primero en que puedes caer, nadie está limpio en este mundo, puedes mentirme a mí y a cualquiera, pero a Dios ¡No!
       
Aprende a trabajar desde la sinceridad, si quieres pedir misericordia a Dios, primero date cuenta que eres pecador y necesitado de Dios, la misericordia se inicia en tu sinceridad para mostrarte como tal. En todas tus caídas te ayudará Jesús, siempre que tengas un corazón sincero y sabiéndote miserable. El amor de Dios todo lo puede, todo lo soporta y todo lo espera. El amor de Dios no pasa nunca.

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Octava estación: Jesús consuela a las mujeres

No hay verdadera semana santa toboseña sin una trinitaria contemplado el paso del Nazareno. 
¿De dónde saca la fuerza para consolar Él a ella y rendirse ella a Él?

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Lc. 23, 28. Cuántas personas lloran hoy por la inocencia de muchos, ponte a pensar que Dios no se cansa de perdonarnos, pero también no se cansa de sufrir. Sin embargo, vemos que hay mujeres que lloran, inocentes que lloran: ¿a cuantas personas hiciste llorar en tu vida? ¿Cuántas personas hoy lloran por tu error? ¿Cuántas personas están dolidas en la vida por tu error y mi error? Y hoy Jesús viene a consolar a esas personas, renace la vida y el corazón en ese consuelo que viene de Él. Hoy reza por las personas que hiciste llorar, por esas personas que hiciste doler porque debemos entregar a Jesús ese consuelo, a Él le corresponde, no te corresponde a ti, deja que Dios sane aquellas heridas que tú abriste con el cuchillo de tus actos.

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Novena estación: Jesús cae por tercera vez

Si tenéis fe como un grano de mostaza diréis a ese monte: "desplázate de aquí allá", 
y se desplazará, y nada os será imposible (Mateo 17, 20)

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Gal 2, 20. “Me amó y se entregó por mi” San Pablo nos enseña que cuando alguien ama no hay límites; los limites lo ponen nuestro orgullo y nuestra soberbia, el sentirnos que podemos con todo.

Cuántas veces llenas tu agenda de tantas cosas que hasta descuidas lo importante por lo urgente. Cuántas veces te crees que puedes con todo que luego terminas explotado. Hoy te muestra Jesús que todos tenemos límites y caídas, que caemos varias veces, nos tropezamos con la misma piedra millones de veces y no aprendemos. Dios clama por ti en tu misma angustia, te extiende su mano para que no caigas, te invita a que seas de Él. Viene a liberarte y a darte el tiempo que necesitas, viene a ofrecerte una vida suave. No temas al futuro, da la mano al que esté cerca de ti y recuerda que no estás sólo. No tengas miedo, el miedo paraliza. Jesús cae muy cerquita de la cruz, ya no aguanta, pero está casi cumplido su objetivo. Tu vida no pasa por sólo buenas intenciones o voluntades, pasa por esa confianza en Dios, entrégate a Dios para que Él sane todo de ti.

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Decima estación: despojan a Jesús de sus vestiduras

Dios se deja manipular. Dios se deja desnudar. Dios se deja humillar.
Ahora se parece a Adán. El nuevo Adán. En el árbol de la cruz.

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Mt. 27, 34. Jesús está desnudo, está la vergüenza y la humillación. ¿Te atreverías a estar desnudo ante personas que se te burlan, que no te aman? Jesús está allí para después abrazarte y cubrirte con el manto de su misericordia como el Padre misericordioso de la parábola del Hijo pródigo.

Hoy hay muchos que están desnudos en la sociedad y están desnudas porque tú la desnudaste, cuántas personas desnudaste y humillaste con tu actitud egoísta; sin embargo Dios hoy te mira y quiere darte la oportunidad que vuelvas a vestir con la dignidad a esas personas que desnudaste: capaz que desnudaste a tu marido cuando lo insultaste frente a tus hijos; capaz que desnudaste a tu mujer cuando la trataste de tonta o loca frente a tus amigos o a tu familia; capaz cuando desnudaste a la Iglesia cuando criticabas a los curas y a las monjas cuando ni si quiera vas a misas.

En fin, cuántas personas hoy vos dejaste desnuda. Pidamos en esta estación saber ser cristianos que vistan a las personas haciéndolas sentir valoradas, haciéndoles la vida más agradable. Todos podemos lograr que los otros tengan un mejor vestido, el vestido de la dignidad y de la libertad.

Jesús, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Undécima estación: Jesús es clavado en la cruz

Me fijo en los pies. El Verbo de Dios ha sido atrapado, como vil animal.
Para ser adultos hemos matado a Dios

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Lc. 23, 34. Aparece aquí el buen ladrón, están los que lo insultan, no están los que lo abandonan, está María su madre. Siempre en la cruz nos encontramos con distintos tipos de personas; personas que nos acompañan, personas que nos alientan, personas que sufren por nuestra vida, personas que se van y nos dejan solos. Cuantas personas pasaron por tu vida….

El estar clavado te hace sentir estático, sin dinámica, tú puedes estar atado en esta vida. Cuantos hoy se sienten atados en la vida, no pueden moverse. El error y la miseria no los deja moverse. La misericordia de Dios te libera y te moviliza, pero también tienes que perdonarte. Aflójate y date cuenta que tú puedes dar un gran paso, no tengas miedo y anímate, a seguir que con la misericordia de Dios contamos siempre, con vos, a veces…

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Duodécima estación: Jesús muere en la cruz

Te lo aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso (Lucas 23,43)

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Jn 19, 19. Tú también puedes sentir la soledad en la cruz, también puedes sentir que “Dios te ha abandonado” es el momento de crisis que todos pasamos en la vida, hasta los grandes santos la vivieron, ese momento en que parece que tu cansancio y tu entrega no sirvieron de nada; parece que Dios se ha olvidado de ti y no vendrá el gran milagro. Ya lo que se espera está desechado. La oración no convence; tu vida tarde o temprano pasará por crisis, acompañado de crisis de fe, esa fe que se prende fuego, se te queman los papeles de la vida y no encuentras nada de nada.

Todos miran tu muerte, tu caída, pero nadie te ayuda, aparece la Señora Impotencia….

Es allí, en el silencio de la vida donde entra la espera y en donde se espera la respuesta al por qué seguir viviendo. En esta estación piensa si te sientes abandonado por Dios y por qué.

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Decimotercera estación: desclavan a Jesús 
y lo entregan a su Madre

La "Theotokos", portadora de Dios. Como para darle su propio calor, su propio valor y vida.
Noli me tangere (Juan 20, 17)
Aquí se puede tocar. Es su manera de despedirse. Su manera de entregarse.

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Jn 19, 39. María tiene el corazón destrozado, fue la primera quien lo abrazó con vida y ahora es la primera quien lo abraza muerto. ¿Cuánto dolor tiene una madre? ¿Cuántos dolores puede llegar a tener una madre en su corazón?

Las tinieblas llegan, como cuando Dios muere en tu vida y no lo dejas pasar, se te aparece la tiniebla. María busca la paz, esa paz que tuvo cuando dijo “hágase”.

¿Cuántas cosas pasan por la cabeza de María? ¿Se preguntará si valió la pena? ¿Vale la pena dar la vida por ti? ¿vale tanto esto para que muestres un síntoma de cambio?

Hay momentos en que parece que no… pero creo que, si miras a la Virgen y a Ella con lágrimas en su rostro, creo que tienes que entonar un “mea culpa” y pagar la deuda: devolverle a su Hijo es lo único que la tranquilizará, devolver a Jesús implica rezar el rosario, devolver a Jesús es ser personas sencillas y caritativas, devolver a Jesús es ser dócil a su Palabra. CONVERSION ES IGUAL A RESURRECCIÓN.

En este año jubilar de la misericordia te propongo que hagas, con frecuencia, una visita al Santísimo y le digas a Jesús Sacramentado: “perdón Jesús por mis pecados” Y la Virgen: “dulce madre, Virgen pura, tú eres siempre mi ilusión”.

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Decimocuarta estación: Ponen el cuerpo de Jesús en el sepulcro

Nada te turbe. Nada te espante, quien a Dios tiene, nada le falta; solo Dios basta.

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R./ Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

+ Mt. 27, 60. Ya todo ha pasado, ya somos hijos de Dios, Dios nos mostró el mayor acto de amor que se puede hacer, dar la vida por quien se ama. No es una telenovela ni unas frases dulces y poéticas, es la realidad: Dios se entregó por ti y está a la espera de lo que tú vas a hacer ahora. Ya Dios hizo todo lo que tenía que hacer ahora tú ya sabes lo que tienes que hacer.

Te está esperando en esta cuaresma como el padre misericordioso, todos los días mira la ventana del cielo para que vuelvas, mira para ver si llegas sano y salvo porque quiere hacer una fiesta cuando llegues al cielo.

Ni siquiera dimensionamos todo lo que Dios quiere hacer contigo cuando hayas llegado a la Vida, a esa vida libre y limpia de pecado, Dios ya firmó el cheque, y un cheque en blanco, ahora estamos esperando qué vas hacer tú, desde el cielo todos te están mirando: ¡actúa!

V./ Señor pequé,
R./ Ten piedad y misericordia de mí.

***

Oración Final


Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez que medite tu Pasión, quede grabado en mí con marca de actualidad constante, lo que Tú has hecho por mí y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que me acompañe, durante toda mi vida, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén.

Virgen Santísima de los Dolores, mírame cargando la cruz de mi sufrimiento; acompáñame como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres mi Madre y te necesito. Ayúdame a sufrir con amor y esperanza para que mi dolor redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas. Amén.



FOTOS: José Martínez Jiménez (El Toboso, 1962). Cursó estudios de bachillerato en Mota del Cuervo y es licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid. En 1989 accede a la Comunidad de Madrid como Técnico Superior de Administración General y desde 1990 hasta la actualidad presta servicios en la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid en donde desempeña el puesto de Subdirector General de Gestión y Promoción Cultural. De unos años a esta parte la Semana Santa de su Toboso natal ha quedado estampada por su gusto y profesionalidad fotográfica, así como otros trabajos que siempre firma con el seudónimo pepeltoboso.



ADAPTACIÓN TEXTOS: José Benito Gallego Marchante (El Toboso, 1978). Licenciado en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca y Teología Bíblica por la Facultad de Teología de Valencia. Máster en Comunicación y Periodismo Social, Espiritualidad ignaciana, Dirección y Gestión de Centros Educativos. Pertenece a la Hermanad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús y ha desempañado principalmente su labor sacerdotal como formador en seminarios, profesor de centros educativos, responsable de pastoral juvenil-vocacional diocesanas y capellán de prisiones. Actualmente es Delegado Episcopal de Pastoral Juvenil en la Archidiócesis de Zaragoza. Entre sus aficiones, experto conocedor de la historia local toboseña y sus costumbres.